ESTÍMULOS CON AMOR
5/8/20243 min read
Hoy en día, es muy común escuchar hablar acerca de los distintos tipos de estímulos que necesita un niño a lo largo de su infancia. Sin embargo, considero que en ocasiones se nos olvida mencionar la estimulación más importante y significativa en la vida de una persona, la estimulación afectiva. Esta se da a través del contacto físico entre el bebé y la mamá, por medio de abrazos, caricias y cuidados maternales.
Muchos se preguntarán: ¿Por qué es tan importante este tipo de estimulación? La respuesta es sencilla, la primera necesidad que tiene el ser humano en la vida es el sentirse amado y aceptado. Una vez cubierta esta necesidad, el niño es capaz de satisfacer sus demás necesidades y curiosidades, de explorar el mundo y construir su propio conocimiento.
Para comenzar, es importante saber que al nacer el bebé no tiene conciencia de sí mismo o del mundo. Es mamá, quien por medio de este contacto físico, lo lleva a poder descubrirse a sí mismo.
Brindando estímulos con amor por medio de gestos, caricias, de la voz, de las formas de manipularlo, logrando contener sus ansiedades y acompañando con amor sus momentos de frustración, las mamás lograrán que el bebé se sienta seguro y protegido, lograrán que se sienta ya sea amado o rechazado.
Así mismo, es importante también el intercambio de miradas, esa mirada que funge como sostén y que lo acompañará durante los próximos años. Esa mirada que como adultos sigue con nosotros, transformándose en la necesidad de compartir con alguien significativo nuestros logros y avances.
Para poder brindar estos estímulos es necesario confiar en la intuición, esa herramienta con la cual contamos todas las mujeres pero que a veces se encuentra callada y dormida. Si se silencia al mundo exterior, los consejos de familiares y amigos, los tips, artículos, etc., y se escucha y confía ciegamente en esa voz interior, se puede llegar a ser mucho más atinada y asertiva en el momento de tomar decisiones.
¡Qué manera más fácil y sana de estimular al bebé! Simplemente respondiendo a su necesidad de amor, brindándole una sensación de bienestar, de protección y de seguridad que le permitirá empezar a amar y confiar en los demás.
En esta relación afectiva entre papás e hijos también se ponen a prueba y en mucha práctica la paciencia, la consistencia, la congruencia y la comunicación. Aunque a veces puede resultar difícil, el amor profundo que los papás les tienen a sus hijos, los llevará a brindarles este tipo de estimulación, ya que es la que los lleva a crear su autoestima y a creer en sí mismos.
Es difícil creer que una mamá no le brinda a su bebé este tipo de afectos, pero tristemente son muchos los casos en lo que se suplen las muestras de cariño con cosas materiales, o casos en los que no se pasa tiempo de calidad suficiente con los niños, llevándolos a sentirse abandonados, y es cuando empiezan a surgir en ellos los sentimientos de angustia, desesperación e inseguridad.
Una mamá debe de entregarse por completo a su bebé, darle alegrías, prestarle interés, ser comprensiva, acompañarlo en el proceso de separación, transmitir conocimientos, compartir tristezas, de esta manera logrará enriquecerlo y transmitirle su amor incondicional. Solo de esta manera el niño podrá confiar en su amor y comenzar su camino hacia la independencia.
Para terminar, me gustaría cerrar con esta frase que leí en un libro de Luis Gadea de Nicolás y que resume todo lo anterior:
El secreto de una buena educación es el amor. “Sólo el amor educa”.

